Qué mala suerte tengo. Hace poco más de una semana que estrené coche. Hoy iba tan contenta, por decir algo, con él a trabajar pensando en que el peor disgusto que me daba es que al llover se me iba a manchar, pues no, al llegar a una glorieta el chico del coche de al lado me pita y me señala una rueda. Abro la puerta y... mierda, estaba pinchada y... mierda, llovía un montón y... mierda, no sé cambiar una rueda y... mierda, llegaba tarde... y mierda....
Paradoja: un coche siempre te da gastos y disgustos, da igual que sea viejo o nuevo.
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