Después de estar todo el verano oyendo hablar de una película fantástica por fin ayer me animé y la vi. Se trata de Mi vecino Totoro de Hayao Miyazaki (1988) y me gustó mucho, pero mucho mucho, es muy bonita. No se trata de compararla con Chihiro, que también me gustó un montón, y no podría elegir entre una u otra. He visto en el Fnac que por 10 € está El castillo ambulante así que seguramente la incluya en mi Welcome Pack (apuntadla en la lista). No puedo acabar sin dar las gracias a Elena, que fue quien me la regaló y quien me animó a verla, qué bien, tenía razón, es cojonuda, me hizo mucha gracia el Gatobus y estoy deseando encontrarme con un Totoro. Gracias.
En estas épocas del año siempre aparecen un montón de dudas sobre qué regalar, qué comprar a fulanito, todos los años la misma historia. Pues bien, hay una tienda en Madrid que se llama Chocolat Factory y en ella seguro que encuentras algo que comprar. Después de mucho oír hablar de ella el día de la Hispanidad fui allí a celebrarlo y... qué decir, sólo una cosa: mmmmmmm. Recomiendo los kikos de chocolate, sí sí, kikos de chocolate, que es lo que aparezco comiendo y están buenísimos.
Una vez que me ha sido concedida la autorización para publicar este video, lo pongo porque me gusta mucho. El video es de Mikel (http://mikel74.blogspot.com) y le doy las gracias por el aperitivo tan bonito que nos ha preparado.
Ayer fui al teatro a ver una obra y vi a una actriz. Fui a ver Wit de Margaret Edson, dirigida por Lluís Pasqual y protagonizada por Rosa María Sardà. Me cuesta encontrar las palabras para expresar lo mucho que me gustó... Creo que es una obra hecha para la Sardà, que ninguna otra actriz lo hubiese podido hacer como ella, con todo mi respeto hacia todas las buenísimas actrices que tenemos, pero nunca me había pasado ir a ver una obra y ver a una actriz, no poder separar la mirada de ella, no poder dejar de escuchar cada una de sus palabras y cada uno de sus silencios. Es como si a cada uno de los que estábamos ahí sentados nos hubiese metido la mano por la boca hasta el estómago y todavía, 24 horas después, no nos lo hubiese soltado. Lloré y, como muy bien expresó Tata, no sé si lloré por la muerte de Vivian Bearing o por lo fascinada que me dejó la Sardà, o ambas cosas a la vez. Sólo me queda decir que si alguna vez tienes la oportunidad de ir a ver Wit y a Rosa María Sardà no la desaproveches porque te dará mucho que pensar y no te arrepentirás.
Gran alfombra roja, olvidar es divino/y fuerte la fuerza del destino,/cuerda floja, al moscardón/y eso que parece un corazón.
Parece que mi cámara lenta ya perdió la cuenta,/y no está contenta,/mi muñeco vudú se perdió en la tormenta,/con mil alfileres clavados/en mi corazón en venta,/que nadie viene a comprarlo.
Mi corazón en venta,/dicen que se revienta./Qué versión violenta,/la que se cuenta por ahí.
Se dice de mí que nunca vuelvo/y siempre me estoy yendo a ningún lugar,/que tengo que dejar de navegar, ya me di cuenta,/me lo dijo mi corazón en venta,/feliz Navidad sangrienta/te desea mi corazón en venta.